Les voy a contar tres historias breves de casos muy distintos, pero con una pregunta en común: ¿por qué no me ama?
1
Mario es un joven de 16 años que comenzó una relación con una chica de su clase; al principio todo iba viento en popa, se llevaban bien, salían al cine y a pasear con los amigos, pero al poco tiempo, ella le dijo que ya no quería salir con él como novios y que prefería que quedaran solo como amigos.
Mario no entendió la razón de ese cambio, pero pensó que algo había hecho mal, así que comenzó a llevarle flores, dulces y obsequios, pero lo único que conseguía es que ella se enfadara con él. En los tiempos libres de clase, la buscaba para pedirle explicaciones, pero ella comenzó a contestarle de una forma grosera.
Comenzó a seguirla a su casa, pensando que a lo mejor estaba saliendo con otra persona, la joven se dio cuenta y lo amenazó con denunciarlo si la seguía acosando. Él se sentía muy triste y muy confundido, pues pensaba que había encontrado a la persona más maravillosa del mundo y no podía creer que de un día para otro ella ya no lo quisiera más.
Llegó a consulta debido a que ya no quería ir a la escuela ni salir de su habitación y solo tenía una pregunta en la mente: ¿por qué no me ama?
2
Sofía es una mujer joven, madre de dos pequeños y con cinco años de matrimonio. Cuando se casó estaba muy ilusionada con vivir “feliz para siempre”, con el amor de su vida. El primer año de matrimonio fue bueno en general, se dedicaba en cuerpo y alma para hacer feliz a su esposo; preparaba la comida que más le gustaba, arreglaba la casa y ella siempre estaba radiante, pero durante el segundo año, con la llegada del primer hijo, su vida comenzó a cambiar, ya no tenía tanto tiempo para dedicarle a su pareja y él le exigía la misma atención de antes; para complacerlo, comenzó a levantarse más temprano a fin de tener tiempo para arreglarse, para preparar la comida que a él le gustaba, y para limpiar la casa, además de atender a su pequeño hijo. Cuando ya comenzaba a adaptarse al nuevo ritmo de vida, nuevamente se embarazó, él parecía muy feliz por saber del embarazo, sin embargo, cada vez se mostraba más distante y frío con ella.
Su esposo demuestra mucho amor a los niños, los abraza, los llena de besos, los consiente y juega con ellos; sin embargo, su actitud hacia ella es distante, discute frecuentemente, se molesta por todo y le ha llegado a decir que quiere el divorcio.
Sofía ha tratado de ser más ordenada, de levantarse aún más temprano, de hacer las cosas más rápido, de complacerlo en todas las cosas que él desea; pero nada ha servido.
En las últimas semanas, él no ha llegado a dormir a la casa, aunque sí ha llegado por las mañanas para cambiarse de ropa e ir a trabajar. Ella no le quiere reclamar nada por temor a que se vaya para siempre.
Llegó a consulta esperando encontrar una respuesta para que su marido no la deje y preguntándose ¿qué hice mal, por qué no me ama?
3
Laura tiene 54 años y una hija de 20, es madre soltera y toda su vida se dedicó a trabajar y sacar adelante a su hija; nunca quiso iniciar una relación sentimental con otro hombre, en primer lugar, por miedo a que no funcionara y en segundo lugar porque no quería descuidar a su pequeña. Durante años se dedicó a darle todo a su hija.
Aunque su hija ya no es pequeña, todavía le prepara la comida, le lava la ropa, la lleva a la escuela, le regala viajes y paseos; sin embargo, Laura siente que ha fallado como madre, pues su hija la rechaza cada vez que quiere abrazarla o besarla, cuando Laura le pregunta sobre sus amigos o sobre sus actividades, ella le contesta de forma grosera y generalmente se encierra en su cuarto sin contarle nada.
Laura se siente deprimida, pues pensaba que después de haber hecho todo por su hija, recibiría a cambio amor y respeto, pero no es así.
Ahora busca ayuda porque quiere saber en qué ha fallado como madre y se pregunta ¿por qué mi hija no me ama?
¿Qué es lo que sucede?
En las historias anteriores, encontramos a tres personas, con edades, experiencias y situaciones de vida muy distintas, sin embargo, las tres personas tienen algo en común: hacen todo para ser amados.
Muchas personas consideran que, para ser merecedores del amor de una persona, primero deben de dar todo y satisfacerlo en todo, entonces en esa medida deberán ser correspondidos, pero cuando esto no sucede así, tienden a sentirse tristes, frustradas y hasta molestas, se preguntan ¿qué han hecho mal?, y tratan de esforzarse más en complacer a esa persona, de tal forma que les devuelva un poco del amor que ellos han dado.
Desafortunadamente, lo que sucede frecuentemente es que la persona amada se aleja aún más y nos volvemos mendigos de cariño, hacemos cada vez más a cambio de un poco de afecto y entramos a un ciclo emocionalmente negativo.
Para modificar éstos patrones de comportamiento, se requieren hacer cambios positivos para reconocer nuestro valor y fortalecer nuestra autoestima, reconocer que merecemos ser amados sin necesidad de mendigar por el amor; sin embargo, es un proceso que no resulta sencillo de hacer sin el apoyo de un profesional.
Si consideras que requieres apoyo para modificar tus patrones de conducta, llámanos al (55) 6795-1043 o envíanos un correo a: informes@centroapi.com.mx