Los niños, durante su desarrollo presentan, eventualmente, algún “mal” comportamiento. Cuando este “mal” comportamiento se presenta con demasiada frecuencia, es importante que podamos diferenciarlo del desarrollo normal del menor. Algunos de estos comportamientos pueden no ser responsabilidad exclusiva del menor, sino debido a problemas de crianza, de aprendizaje, de influencias del entorno social, o emocionales. Los problemas de conducta de los niños pueden ser variados e, incluso, presentar más de una de ellas. Por ello, la importancia de definir y analizar cualquier comportamiento problemático, si fuera necesario, con la ayuda de un profesional.
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Para enfrentar positivamente las conductas inadecuadas de nuestros hijos, debemos afrontarlas como un reto y no como un problema. Todas las conductas inadecuadas intentan transmitir o comunicar algo. Sin embargo, debido a su proceso de desarrollo, los niños se ven limitados para expresarse de manera asertiva. Con frecuencia, cuando logran transmitir el mensaje, expresan algún malestar de salud, necesidad de atención, frustraciones, ansiedades reprimidas o aburrimiento.
Los niños requieren de la atención de los padres. Estos a su vez, desean ese tiempo para ellos mismos y se comportan en forma poco constructiva compartiéndolo amigos, vecinos, compañeros de trabajo, ver la televisión, realizar compras y, actualmente, a las redes sociales mediante el uso del teléfono celular.
Como padres, si esperamos tener hijos conductual y socialmente saludables tenemos que aprender a asumir una conducta adecuada de la cual los niños puedan tomar ejemplos positivos. Si ya sabemos que las conductas inadecuadas son socialmente inaceptables y que en casos extremos pueden poner en riesgo la vida del menor ¿qué debemos hacer para modificar dichas conductas? He aquí algunas recomendaciones.
· Evitemos desaprobar la conducta del infante enfatizando el aspecto negativo. Asumamos un tono positivo, estimulando las habilidades que poseen los niños dándoles mayores oportunidades de aprender conductas positivas y a evitar las inadecuadas.
· Evitar el castigo emocional o físico que puede acarrear problemas futuros para los hijos y para la relación parental.
Los problemas de comportamiento en los niños se manifiesta de diversas maneras, tales como: Lanzar objetos, gritar y/o decir obscenidades, agresiones físicas o berrinches, rehusarse a hablar, aislarse, deprimirse, golpear, empujar, morder, escupir, insultar, amedrentar, atormentar, se rehúsan a obedecer instrucciones, reglas, ignoran o se alejan para no obedecer, trastorno del déficit de atención con hiperactividad, baja autoestima, ansiedad, depresión…
Los factores que pueden motivar los problemas de comportamiento que hemos mencionado, pueden tener orígenes muy diversos como ya vimos. Pueden motivarse por problemas del entorno familiar o de la comunidad de la persona. Los problemas de comportamiento de los menores deben analizarse cuidadosamente y atenderlos adecuada y oportunamente.
Si el problema de comportamiento que presenta el menor escapa a la comprensión de los padres o cuidadores, deberán asesorarse con un profesional. Es importante una intervención temprana para identificar el problema antes de que se desarrolle un trastorno de la conducta.