La etapa de la adolescencia es una época de profundos cambios, donde comúnmente da inicio la pubertad, se producen cambios, surgen temores y miedos a los que tiene que hacer frente. Durante la etapa de adolescencia nuclear, el joven busca establecer su propia identidad, aceptarse a sí mismo y lograr su igualdad ante los demás. El cuerpo del niño se está transformando, lo mismo que su cerebro aún inmaduro y con las hormonas en pleno apogeo.
Autonomía en los adolescentes
Ante situaciones parecidas, los adolescentes pueden reaccionar de maneras diferentes, empiezan a exigir mayor libertad, algunos comienzan a consumir alcohol, drogas y sexo, a acosar físicamente o en internet, la adicción a los móviles, etc. Por su parte, también los padres pasan por esa etapa de cambios donde sus expectativas de que el adolescente estudie una profesión no se cumplen, y suelta severos sermones sobre la vigilancia de los padres y lo injusta que es la vida.
Con frecuencia, los niños humillados y maltratados tienden a repetir el modelo aprendido de sus padres, a volverse emocionalmente insensibles a estos malos tratos y aprenden que la violencia, es la respuesta automática ante estos abusos. Es muy probable que, de adultos, estos adolescentes repitan este tipo de esquemas, repitiendo el mismo círculo vicioso.
Tendencia a la agresividad
Durante esta etapa, el joven va abandonando los valores y creencias de la infancia, buscando nuevos valores que se ajusten a su nueva realidad. Juzga los valores de esa sociedad a la que arriba y pretende cambiar todo lo que le disgusta. Pueden sentirse profundamente decepcionados y desarrollarán esquemas de defensa que pueden ser agresivos.
Estas líneas no se refieren a los graves problemas que sufren algunas familias con hijos violentos y con mucha dificultad para control sus impulsos, y que ocasionan gran sufrimiento a su propia familia y a otros. Este artículo hace referencia al joven que atraviesa por un proceso natural y la agresividad es parte de esta esta etapa.
La inestabilidad emocional y la conducta irresponsable del joven es resultado de influencias sociales y relacionales y, si se siente rechazado, puede comenzar a desarrollar conductas agresivas como mecanismo de defensa.
La frustración
Cuando los padres son rígidos y autoritarios, los adolescentes pueden desarrollar conductas de agresión física o verbal. En cambio, cuando educamos con respeto, afecto y apoyo incondicional, pero con límites asertivos, se promueve su sano desarrollo.
Cuando sufren desilusión y frustración como consecuencia de una crianza inadecuada, se alejan del núcleo familiar y se unen a otros jóvenes tratando de afianzar su independencia, mostrando su desacuerdo a través de molestia o enojo. Pueden manifestar su desacuerdo dañándose a sí mismos en su cuerpo, abandonando los estudios y uniéndose a amistades no adecuadas.
Cuando los adolescentes son tratados como lo que son, escuchados con atención y respeto, dándoles el lugar que les corresponde en las decisiones familiares o dentro de la sociedad, estamos criando jóvenes responsables.
Probables causas de la agresividad
Entre las probables causas que dan origen a la agresividad en los jóvenes, están los factores neurofisiológicos, biológicos y endocrinos, algunas enfermedades mentales, la situación económica donde existe: pobreza, desempleo, discriminación, marcadas desigualdades económicas, desequilibrio entre las aspiraciones y las oportunidades; un ambiente familiar deteriorado, un sistema escolar ineficaz, etc.
Lo que podemos hacer
Dependiendo de la causa que esté originando los comportamientos agresivos, las medidas a tomar serán acorde al problema. Si existen alteraciones en la química cerebral, el joven deberá ser tratado médicamente; si existe una enfermedad mental o emocional, deberá realizarse mediante la terapia psicológica. Si se tratase de los factores ambientales, la familia puede evitar conductas de riesgo en los adolescentes.
Sea cual fuere el problema: médico, psicológico o el entorno familiar, laboral o escolar, deberá atenderse cuanto antes para evitar o reducir la agresividad que puede llevar a conductas de riesgo a los adolescentes.
La terapia cognitivo-conductual trabaja con el adolescente y la familia para modificar la conducta individual o familiar que, con frecuencia, pueden conducir al joven a un trastorno mental o emocional.
En el Centro Alternativa Psicológica Integral tenemos la solución a éste y a otros problemas emocionales. Llama al teléfono (55) 6795-1043, o envía un correo a: informes@centroapi.com.mx para mayor información o concertar una cita.