La ira es una emoción que está siempre presente en nosotros en situaciones de conflicto, ya sea con otros o con nosotros mismos, y puede ir de una leve irritación hasta un odio profundo. Reaccionamos con irritación, furia o cólera cuando sentimos vulnerados nuestros derechos.
La ira es una respuesta emocional básica que también nos protege de cualquier situación de peligro.
¿Qué es la ira?
La ira, es una reacción compleja en la que se ponen en funcionamiento tres tipos de respuestas:
Respuesta corporal: Nuestro cuerpo se activa para la defensa o el ataque. El ritmo cardíaco aumenta y nuestra respiración se acelera, nuestros músculos se tensan y el flujo sanguíneo se dispara preparándonos para actuar ante una amenaza percibida.
Respuesta cognitiva: Es nuestra manera de interpretar las situaciones. Cuando estamos inmersos en una situación determinada, la interpretación que hacemos de ella, es la que le otorga un significado. Así, cuando interpretamos una situación como un abuso, una injusticia, una falta de respeto o como un obstáculo para conseguir una meta, sentimos ira. Surgen pensamientos, tales como "esto es intolerable", "como se atreven a tratarme así" "pero quien se cree que es", "la vida se empeña en ponerme trabas", etc., incrementan y prolongan los sentimientos de ira.
Experimentar y expresar la ira mediante la agresividad, depende de las conductas aprendidas. No obstante, la ira no siempre es negativa, también puede orientarse a la solución de problemas.
Consecuencias negativas de la ira
La ira puede puede tener consecuencias catastróficas y conducirnos a situaciones lamentables consiguiendo el efecto contrario al deseado. Algunas de ellas son:
- Desorganiza nuestra manera de pensar y actuar. Tendemos a actuar impulsivamente, resulta difícil pensar con claridad y no somos capaces de ver las consecuencias de nuestro comportamiento.
- Supone una defensa innecesaria. Suele ser una forma de proteger nuestro orgullo, siendo más fácil sentir ira que sentirnos heridos y vulnerables; nos dificulta reconocer nuestros propios sentimientos.
- Compromete la salud. Favorece el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, afecta nuestras relaciones personales, nos aleja y aísla de los demás.
Consecuencias positivas de la ira
- La ira bien gestionada aporta beneficios a nuestra vida. Es una emoción que no podemos dejar de sentir y es bueno gestionarla positivamente.
- Nos da energía.
- Nos fortalece para realizar tareas que nos resultan difíciles, para defender nuestros derechos y puntos de vista.
- Nos ayuda a resolver conflictos.
- Gestionar la ira de forma adecuada, hace que nuestros sentimientos negativos desaparezcan.
- Nos advierte sobre situaciones y personas; situaciones injustas, amenazantes y frustrantes, y nos ayuda a encontrar planes alternativos de solución.
Estrategias para regular la ira
Buscar la causa de nuestro enfado y expresarlo de manera adecuada.
Aprender a identificar lo que nos molesta como primera acción a tener en cuenta cuando estamos enfadados. Una vez reconocida la causa es positivo expresarla de manera eficaz utilizando argumentos honestos y sinceros, en vez de amenazas o insultos.
Trabajar la empatía.
La hostilidad se genera por la interpretación de las situaciones. Es necesario ponerse en la piel del otro para entender y poder evaluar la situación de manera objetiva y desde otra perspectiva.
Practicar el respeto.
Nuestras reacciones de ira vienen dadas por la percepción de falta de respeto. Exigir respeto hacia uno mismo no es incompatible con respetar a los demás.
No ceder al resentimiento.
Si tenemos ira sin resolver, cualquier pequeño inconveniente, puede hacer que estallemos. Es fundamental resolver problemas pasados y evitar que sigan presentes.
Practicar técnicas de relajación.
Ya sea respiración, meditación, pasear, pintar, escuchar música o cualquier actividad que nos ayude a desviar nuestra atención de los pensamientos negativos.
Poner distancia.
Si notas que tu ira va en aumento, aléjate de la situación y tómate un respiro para relajarte. Esto te ayudará a calmarte y ver las cosas desde otra perspectiva más realista y busca soluciones positivas a la situación.
Cuándo necesitas ayuda
La ira puede ser un síntoma de algo más grave. Las personas que tienen accesos frecuentes de ira, que tienen peleas o discusiones frecuentes, que viven en constante enojo, pueden estar necesitando de ayuda especial para controlar su problema.
Te recomendamos que, si deseas regular tu ira, evites lo siguiente:
- Rumiar el tema dándole vueltas, ya que esto genera más ira.
- Explotar con ira; las explosiones suelen reforzar el círculo vicioso de la ira.
- Imponer calma a la persona airada, cuando la ira está en pleno apogeo suelen reforzar el enfado.
- Negar la ira ("no, si no estoy enfadado").
- Sentir culpa o vergüenza por experimentar ira.
- Rebelarse contra este sentimiento intentando taparlo.
Si te sientes irritable, disgustado o de mal humor la mayor parte del tiempo, sientes enojo o rabia constante contra otras personas o contigo mismo, podrían ser síntomas de depresión, ansiedad o algo más, no deberías manejarlo solo, busca ayuda profesional.
En el Centro Alternativa Psicológica Integral tenemos alternativas de solución a éste y a otros problemas mentales y emocionales. Llama al teléfono (55) 6795-1043, o envía un correo a: informes@centroapi.com.mx para mayor información o concertar una cita.