Relacionarse con otras personas y buscar seguridad desde una edad temprana en los brazos de otra persona, parece ser un impulso innato en los seres humanos.
El apego es ese vínculo que se establece entre un bebé y el adulto a cargo. El niño/a intenta mantenerse constantemente cerca de su cuidador o cuidadora, normalmente padre o madre y lo pasa mal cuando le separan de su cuidador/a.
Pero lo que a menudo olvidamos es que esta necesidad continúa durante la edad adulta y hasta la vejez, y que el requisito humano de seguridad y protección está presente tanto en las relaciones de adultos como en las de niños.
¿En qué consiste el apego según John Bowlby
El psicólogo John Bowlby, a mediados del siglo XX, desarrolló lo que se conoce como la teoría del apego. Bowlby observó que los bebés tienen una fuerte disposición para unirse a los cuidadores principales en sus vidas, buscando crear una base segura desde la cual explorar su mundo. Esta seguridad emocional y psicológica o refugio seguro se internaliza en el niño y, es éste, quien lleva un modelo interno de trabajo de base segura, una sensación de seguridad en la edad adulta. Cuando dos personas con apego seguro se encuentran en una relación, entonces la relación tiende a caracterizarse por la seguridad, la certeza y la relajación mutua: existe un sentimiento de confianza.
¿El apego es bueno o malo ?
Tanto los adultos como los niños se benefician de tener a alguien que los cuide, alguien que esté profundamente involucrado en su bienestar y que esté confiablemente disponible para ayudar si es necesario, y en una relación íntima, que los ama. Las relaciones íntimas juegan un papel fundamental en la promoción de la salud y el bienestar en la edad adulta. El cuidado receptivo y abierto en situaciones de angustia puede restaurar los sentimientos de seguridad y dar al individuo vinculado en una relación de pareja la confianza para avanzar y participar de manera efectiva en el mundo. En el mejor de los casos, las relaciones íntimas son recíprocas, mutuas y flexibles. Por lo tanto, en una relación sana, las parejas podrán depender unos de otros en momentos de necesidad, a veces como necesitados de cuidado y a veces como cuidadores.
Durante la infancia, si se interrumpe un apego seguro, el niño experimentará sentimientos de pérdida; a veces, estos sentimientos de pérdida pueden resolverse y aceptarse, pero en otras ocasiones la pérdida produce una incapacidad parcial para volver a conectar con un cuidador; esto se lleva a la edad adulta como sentimientos de "no estoy bien". Cuando "No estoy bien" se encuentra y cae en los brazos de otro "No estoy bien", entonces inevitablemente existe una relación basada en sentimientos a menudo inconscientes de "no estamos bien".
En lugar de desarrollar una base segura o un estilo de apego seguro, se desarrollan otros estilos de apego: ansioso, evasivo. Es importante tener en cuenta que todos llevamos dentro de nosotros en mayor o menor medida estos estilos variables.
¿Qué pasa con el apego adulto?
Pues bien, aunque el apego sea algo que se desarrolla en la infancia, haber vivido un tipo de apego u otro, determina posibles problemas en la vida adulta.
Cuando el apego es seguro, el niño se mantiene tranquilo mientras esté su cuidador, independientemente de que al lado haya un desconocido. No obstante, si la madre se marcha, el niño se altera y reacciona echando de menos a la madre. Al volver ésta, el niño se calma inmediatamente. En la relación el niño se siente protegido y arropado. Cuando se desarrolla este tipo de apego, el niño al hacerse adulto se convierte normalmente en una persona segura de sí misma, es colaboradora y muestra sus emociones tanto positivas como negativas. Las relaciones sociales que establece son seguras también y la pareja se busca y mantiene por gusto y no por necesidad. Siente que es valiosa y que se le puede querer, al mismo tiempo que confía en los demás. Suele ser flexible y con niveles bajos de ansiedad.
Una mirada más cercana de los estilos de apego
Los adultos seguros con estilos de apego seguros se sienten cómodos en la intimidad, preparados para ser vulnerables en las relaciones, dependerán del apoyo de los demás y confían en que son valorados y amados. Los adultos ansiosos tienen un profundo deseo de cercanía y dependencia, junto con una mayor preocupación y, a menudo, una expectativa con respecto al rechazo. Las relaciones se caracterizan por los celos, los bajos niveles de confianza y la insatisfacción mutua. Desean compromiso en las relaciones, pero pueden expresar un estilo interpersonal controlador y dominante.
Los adultos evitativos parecen tener poca ansiedad, pero ven las relaciones cercanas como sin importancia, valoran la independencia y la autosuficiencia. Estos adultos evitativos tienden a involucrarse en relaciones distinguidas por bajos niveles de interdependencia, compromiso, confianza, y satisfacción. Parecen tener poca angustia después de una ruptura de la relación y sus relaciones tienden a involucrar emociones negativas más frecuentes. Los adultos que evitan la ansiedad tienen mucha ansiedad y evitación; desean relaciones cercanas y la aprobación de los demás, pero como temen ser rechazados evitan la intimidad y parecen sabotear las relaciones en las que se encuentran.
Con información de:
https://www.counselling-directory.org.uk/counsellors/graeme-armstrong
https://www.mundopsicologos.com/articulos/que-es-el-apego-en-el-adulto
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