El apego es ese vínculo que se establece entre un bebé y el adulto a cargo. El niño/a intenta mantenerse constantemente cerca de su cuidador o cuidadora, normalmente padre o madre y lo pasa mal cuando le separan de su cuidador/a.
Pero lo que a menudo olvidamos es que esta necesidad continúa durante la edad adulta y hasta la vejez, y que el requisito humano de seguridad y protección está presente tanto en las relaciones de adultos como en las de niños.
¿Alguna vez has tenido una relación con alguien que no era emocionalmente estable? ¿Qué pasa con alguien que era emocionalmente dependiente?
La gente que muestra una dependencia emocional puede deberse a una infancia con un patrón de apego inseguro.
Para comprender este fenómeno debes comprender qué es el apego desde la psicología relacional.
Si recientemente rompiste tu relación con tu expareja, no logras arrancarlo de tu mente y constantemente le envías mensajes de texto o le llamas, estás mostrando síntomas parecidos al Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC).
Así también, podrías sufrir síntomas de trauma si la ruptura fue inesperada.
Estos síntomas pueden interferir con tu trabajo, con la escuela, con tus relaciones sociales y familiares. Quizás incluso te refugies en el alcohol o en las drogas que pueden destruir tu vida.
Como en todas las cosas de la vida, una relación saludable requiere de equilibrio, comunicación sólida, apertura y paciencia. A medida que la relación avanza las vidas se entrelazan aún más. Por ello, la libertad emocional es vital para una relación exitosa, la dependencia emocional es perjudicial.
La adicción afectiva conocida como dependencia o codependencia, dependiendo del tipo; tiene cura y puede prevenirse. Desafortunadamente, muchas personas no identifican a tiempo el riesgo de la codependencia hasta que ya es un problema fuerte y están atrapadas en una vorágine de la necesidad de afecto.
Algunos vínculos son sanos, aunque hay otros que no lo son. Uno de tales vínculos se llama apego y el otro es amor. Muchas personas no distinguen la diferencia entre ambos y se enredan en relaciones de apego que les causan muchos problemas emocionales creyendo que se trata de amor.
Probablemente conozcas a alguien que, después de cada pelea con su novia busca ahogar sus penas en alcohol o alguna chica que siente deseos de morir después de terminar una relación. Ésta es una situación que, hasta cierto punto, es común. Sin embargo, cuando esta situación se vuelve muy frecuente en las relaciones de la persona, podría tratarse de un problema de dependencia emocional.
El ser humano acostumbra, desde su más pequeña infancia, apegarse a sus figuras más significativas, especialmente, a la madre. Pero no sólo nos apegamos a las personas sino también a muchas cosas. Nos apegamos a nuestros padres, a la familia, a nuestros maestros y amigos. Pero también lo hacemos con los objetos, los lugares, las experiencias… con todo aquello que nos trae recuerdos, particularmente, agradables.
A lo largo de nuestra vida, probablemente admiramos a alguna persona en especial como alguno de nuestros progenitores, un maestro, un compañero de trabajo, un deportista o algún artista. Comúnmente, esta admiración no va más allá. El problema comienza cuando se convierte en idealización y se vuelve el centro de nuestra vida. Cuando no podemos hacer nada sin él/ella.
Muchas personas, desafortunadamente, se engañan a sí mismas con la ilusión de que “ahora sí”. Ahora sí me va a ser fiel; ahora sí me va a cumplir con lo prometido; ahora sí, las cosas van a ser diferentes; ahora sí va a cambiar; ahora sí… ahora sí. Y te vuelven a fallar una y otra vez y lo peor, es que ya lo sabías, pero prefieres vivir atada a la ilusión, atada a la mentira.