A lo largo de nuestra vida, probablemente admiramos a alguna persona en especial como alguno de nuestros progenitores, un maestro, un compañero de trabajo, un deportista o algún artista. Comúnmente, esta admiración no va más allá. El problema comienza cuando se convierte en idealización y se vuelve el centro de nuestra vida. Cuando no podemos hacer nada sin él/ella.
Muchas personas, desafortunadamente, se engañan a sí mismas con la ilusión de que “ahora sí”. Ahora sí me va a ser fiel; ahora sí me va a cumplir con lo prometido; ahora sí, las cosas van a ser diferentes; ahora sí va a cambiar; ahora sí… ahora sí. Y te vuelven a fallar una y otra vez y lo peor, es que ya lo sabías, pero prefieres vivir atada a la ilusión, atada a la mentira.
Una las pérdidas que mayor dolor causa al individuo es la ruptura conyugal. El viejo y arraigado concepto de “hasta que la muerte los separe” ha perdido vigencia hoy en día.
Autor: Efraín Pérez León La codependencia generalmente afecta a todos los integrantes de la familia, aunque de diferentes formas. Debido a que la conducta codependiente es difícil de aceptar, muchas veces tardan en pedir ayuda, provocando heridas profundas que tardan mucho tiempo en sanar. A continuación les comparto la situación de la familia de María, que como muchas, es un caso típico de familia codependiente aunque ella, por supuesto, lo niega.
Lic. Patricia Pérez Serapio Hace dos años, Lupita, una chica risueña, sociable y emprendedora, comenzó a salir con José, un chico muy apuesto que generalmente se le veía serio y reservado. Al principio la relación iba muy bien, Lupita llenaba de detalles lindos a José y no esperaba recibir detalles, pues sabía que él no era de ese tipo de chicos.