El ser humano acostumbra, desde su más pequeña infancia, apegarse a sus figuras más significativas, especialmente, a la madre.
Pero no sólo nos apegamos a las personas sino también a muchas cosas. Nos apegamos a nuestros padres, a la familia, a nuestros maestros y amigos. También lo hacemos con los objetos, los lugares, las experiencias… con todo aquello que nos trae recuerdos, particularmente, agradables.
¿Qué es el apego?
El primero en desarrollar una teoría de apego a partir de los conceptos que aportara la psicología del desarrollo fue John Bowlby. John Bowlby y Mary Ainsworth explican cómo un niño pequeño se apega a su figura materna y cómo éste puede verse alterado. Se entiende el concepto de "vínculo seguro" cuando la madre es sensible a las necesidades de su bebé y tiene una comunicación clara con él.
¿Qué es el apego a las cosas?
Se ha investigado sobre la teoría del apego en relación con el niño y sus cuidadores. Sin embargo, hay poca información sobre el apego a las cosas, los lugares, los recuerdos…
Uno de los grandes investigadores sobre el desarrollo infantil fue Jean Piaget, quien realizó un experimento en que un grupo de niños podía elegir entre una taza o un chocolate como recompensa por un trabajo realizado. La mitad de los niños eligió la taza y la otra mitad el chocolate. A otro grupo le dio la taza primero y luego le dio la opción de cambiarla por un chocolate. Sólo un pequeño porcentaje quiso cambiar el obsequio original. Lo mismo sucedió con los niños a los que les dio primero el chocolate con la opción de cambiarlo por una taza. Es decir, una vez que el niño se apropiaba de un objeto como suyo, no quería desprenderse de él. Este efecto es conocido como el Endowment effect o Aversión a la pérdida.
El condicionamiento
Otra posible razón para el apego que desarrollamos por las cosas, recuerdos o comportamientos es lo que conocemos como condicionamiento. Los seres humanos somos animales que podemos ser condicionados a lo largo del tiempo, combinando un estímulo con otro durante un cierto período de tiempo. Un ejemplo es cuando una recién casada recibe un anillo de su marido, éste anillo se va atando a los recuerdos a lo largo del tiempo. Lo mismo sucede con las fotos del evento. A medida que la pareja envejece, los objetos se vinculan a los recuerdos agradables y toman un significado propio. Es decir, tenemos un apego a estas cosas.
Sin embargo, así como los recuerdos agradables generan sentimientos de bienestar, también la pérdida de las cosas que tienen un valor tanto emocional como económico como podría ser perder el hogar donde la pareja construyó toda una vida, puede ser extremadamente debilitante y hacernos perder el verdadero significado detrás de la razón de por qué estamos apegados a ella.
Evitar el apego
La aplicación de los principios del "no apego" a nuestra vida cotidiana, disminuiría el dolor de la pérdida, sentirse más liberado, más ligero y recuperar la felicidad en menor tiempo; ser más resiliente. Cuando nos apegamos al mundo material, resulta más difícil superar la pérdida.
Aceptar el no apegarse a las cosas o evitar la aversión a la pérdida, no es fácil, pero es necesario. El apego inicial a las personas es natural, pero cada uno deberá ir adquiriendo sus propios recursos emocionales para, poco a poco, dejar de estar atado a todo aquello que, en algún momento podemos perder; dejarlo ir es darles su libertad recuperando la nuestra.
Si te sientes apegada o apegado a algo o a alguien y tienes dificultades para soltarlo y dejarlo ir, si te sientes agobiado o agobiada por la pena de la pérdida, en el Centro Alternativa Psicológica Integral te ofrecemos alternativas de solución .
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